La purria roja siempre ha demostrado ser muy hábil a la hora de introducirse en movimientos populares para instrumentalizar el asunto de turno y arrimar a despistados ciudadanos a su causa, que no es otra que la del materialismo internacionalista. Últimamente se han introducido en el movimiento anti-fracking, un método de extracción de materias primas muy agresivo con el medio que tiene en contra a la práctica totalidad de la comunidad ciudadana, sea de izquierdas, de derechas o de extremo-centro-alto. Con su escasa altura de miras, los enemigos del jabón, a los que pudimos ver previamente tras las pancartas de la organización en la manifestación sobre el asunto de hace unas semanas, se dedican a pegar pegatinas anti-fracking a la vez que pegan otras de otros movimientos rojos y encima, se dedican a tachar con las propias del fracking aquellas que no convergen con sus intereses. Supongo que su intención es poner a la ciudadanía que de forma natural los odia a favor de este tipo de técnicas para monopolizar absolutamente el movimiento (en realidad lo que les importa es dirigirlo, lo del fraking les importa un pimiento), con nosotros no lo van a conseguir.
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