En un solo terreno, el bolchevismo es maestro: en el terreno de la
propaganda negativa, de la agitación de los pueblos por medio de
mentiras e hipocresía, método que tiende a dar al mundo, falseando la
realidad, una imagen desfigurada de la esencia, y de la íntima
naturaleza de esa locura política. Lenin, el padre de la revolución
bolchevique, dijo francamente que la mentira no sólo está justificada
sino que se ha demostrado que es el arma más valiosa de la lucha
bolchevique. Schopenhauer dijo que los judíos son maestros en la mentira
y por lo tanto no es nada extraño que el judaísmo y el bolchevismo
hayan fraternizado. El bolchevismo judío maneja la mentira con maestría.
Se aprovecha de que al hombre de buena fe no le cabe en la cabeza que
se pueda mentir tan descarada y cínicamente, cogiéndole desprevenido e
incapaz de oponer resistencia alguna.
Mintiendo así, es como el bolchevismo ha logrado atraerse a muchos ingenuos y alcanzado éxitos sorprendentes.
Mintiendo así, es como el bolchevismo ha logrado atraerse a muchos ingenuos y alcanzado éxitos sorprendentes.
J. Goebbels
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