Ampuero, un reducto de la extrema derecha
Nadie habla de política en público
VICTOR GIJÓN, - Santander - 22/04/1983
En Ampuero es poco habitual que se hable de política en público, en tanto que en privado el signo ideológico de sus habitantes, reacios a significarse con militancia partidista, tiene que ser descubierto en razón de sus manifestaciones favorables o contrarias al alcalde, Francisco Céspedes, quien reconoce que los -en su opinión- pequeños enfrentamientos existentes en el municipio "no tienen nada que ver con los partidos políticos"."Aquí", precisa, "unos son pro Céspedes y otros anti Céspedes, pero son grupos minoritarios". Para José María Lomberas, ingeniero agrónomo de 25 años, número uno de la candidatura municipal del PSOE, es el actual alcalde el responsable de la división existente entre los habitantes que tiene el municipio. "Tras 11 años rigiendo la vida del municipio, cualquier otra persona sería capaz de evitar esta situación de continuos altercados".
Sea quien sea el ganador, el 8 de mayo deberá, como manifestaba el candidato socialista, "abrir puertas al diálogo, evitar brusquedades y buscar la convivencia pacífica de todos los vecinos", para lo que se haría inevitable desterrar las acciones violentas que una minoría radicalizada se empeña en llevar a cabo. Para algunos vecinos, la impunidad con que actúan los ultraderechistas, que en las paredes se identifican como Grupo Orlado Español o simplemente con una cruz gamada, sólo es posible mediante la complicidad o la inhibición de las autoridades locales. Céspedes niega que él sea un extremista de derechas. "Eso es una apreciación suya, que no sé por qué sale siempre. Yo soy más demócrata que muchos, porque una cosa es decir que se es demócrata y otra serlo, y muchos que lo dicen ya no lo son".
Ampuero, con un censo de 3.681 habitantes, tiene entre un 25% y un 27% de paro, principalmente jóvenes en busca de primer empleo, y ninguna empresa importante en el municipio. En la comarca determinada por el río Asón, de la que es cabecera, Cunosa, con 1.000 trabajadores; Braso, Vasco Montañesa de Electricidad y otras pequeñas empresas, no son suficiente expectativa para una población en crecimiento demográfico. El 35%. de la población laboral se dedica a la actividad agropecuaria, parte de la cual trabaja como arrendataria en las grandes fincas de las cuatro o cinco familias importantes de a zona. "Creo que, si exceptuamos a los hijos del alcalde, la mayor parte de los jóvenes de Ampuero no simpatizan con la extrema derecha". Quien así se expresa, y que prefiere mantener el anonimato, confiesa no militar en ningún partido y no tener decidido su voto para las próximas elecciones, "aunque s0mos muchos", añade, "los que pensamos que ya es hora de que Céspedes se marche; pero, claro, de eso a votar al PSOE, pues no sé...". No obstante, la opción que rompe el bipartidismo, -representada por la candidatura del Partido Regionalista de Cantabria (PRC), tampoco parece convencer a muchos. En lo que una gran mayoría coincide, si bien por motivos diferentes, es en la necesidad de acabar con la imagen de un pueblo en manos de la extrema derecha.
El 'tonto oficial del pueblo'
El último incidente protagonizado por ésta tuvo fecha significativa: el 23-F. A las 18.30 horas, un empleado del alcalde, que además de ser secretario comarcal de las cámaras agrarias es propietario de una delegación de seguros, celebró por su cuenta y con otras personas, que desaparecieron antes de la llegada de la Guardia Civil, el acontecimiento. Multa y pena mínima de arresto por escándalo público para el citado empleado municipal y un espontáneo acompañante, que pasó de ser, según fuentes de la Guardia Civil y del propio alcalde de la villa, "simpatizante o militante del PSOE" a "tonto oficial del pueblo", como gráficamente comentaba un vecino que presenció los hechos.
De las agresiones contra personas y propiedades de militantes de izquierda; de las pintadas -aún sin borrar- que solicitan la libertad de Tejero; de la quema del coche del secretario del ayuntamiento, que se vio obligado a abandonar éste; de la existencia de campos de tiro, donde los hijos del alcalde, junto a otros jóvenes, y con la impunidad que les da tener licencia de tiro olímpico, practican puntería, o de la existencia de algunos depósitos de armas se hablaba en un informe entregado en el Gobierno Civil de Santander en la primavera de 1981, y cuya existencia desconoce la actual delegada del Gobierno en Cantabria, Alicia Izaguirre.
El último incidente fue protagonizado por el alcalde Céspedes y los responsables locales de UGT, tras hacerse cargo éstos, en presencia del director provincial de Trabajo, de la antigua sede de los sindicatos, que ocupaban hasta ese momento las cámaras agrarias. Una vez repartido el local, y cuando los militantes de UGT se habían retirado, Céspedes, argumentando que había en un local determinadas pertenencias suyas, penetró en éste, presentando después una denuncia contra los nuevos ocupantes. La UGT, que también denunció los hechos, sigue, un mes después, sin poder utilizar la totalidad del local que, de acuerdo con el reparto del patrimonio sindical, les correspondía en Ampuero.
Fuente: El País
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