30 de mayo de 2008

Solyenitsin

Algunos dicen que en la España de los primeros años de la década de 1970 -la que ahora retratan los guionistas-comisarios de la serie Cuéntame-, no había libertad porque había que ir a Francia para ver una película porno. La mayoría son los mismos necios o sectarios que no mencionan que en el Berlín Este de 1988 te pegaban un tiro si intentabas cruzar al otro lado del muro.

El historiador Pío Moa hace referencia en su libro “Los Mitos de la Guerra Civil” a una anécdota reveladora protagonizada por el escritor y disidente ruso Alexandr Solyenitsin, encerrado en un campo de concentración por el régimen soviético, premio Nóbel y autor de "Archipiélago Gulag". El 20 de marzo de 1976, Alexandr Solyenitsin, sorprendido por la facilidad de la vida en España, declaró a una entrevista a Televisión Española:

"Sus progresistas llaman dictadura al régimen vigente en España. Hace diez días que yo viajo por España (...) y me he quedado asombrado. ¿Saben ustedes lo que es una dictadura? (...). He aquí algunos ejemplos de lo que he visto con mis propios ojos (...). Los españoles son absolutamente libres de residir en cualquier parte y de trasladarse a cualquier lugar de España. Nosotros los soviéticos, no podemos hacerlo en nuestro país. Estamos amarrados a nuestro lugar de residencia por la propiska (registro policial). Las autoridades deciden si tengo derecho a marcharme de tal o cual población (...).

También he podido comprobar que los españoles pueden salir libremente de su país para ir al extranjero. Sin duda se han enterado ustedes por la prensa de que, debido a fuertes presiones ejercidas por la opinión pública mundial y por los Estados Unidos, se ha dejado salir de la Unión Soviética, con no pocas dificultades, a cierto número de judíos. Pero los judíos restantes y las personas de otras nacionalidades no pueden marchar al extranjero. En nuestro país estamos como encarcelados.

Paseando por Madrid y otras ciudades (...) más de una docena, he podido ver que se venden en los kioscos los principales periódicos extranjeros. ¡Me pareció increíble! Si en la Unión Soviética se vendiesen libremente periódicos extranjeros, se verían inmediatamente docenas y docenas de manos tendidas y luchando para procurárselos.

Pues bien, en España su venta es libre.

También he observado que en España uno puede utilizar libremente las máquinas fotocopiadoras. Cualquier individuo puede hacer fotocopiar cualquier documento, depositando cinco pesetas por copia en el aparato. Ningún ciudadano de la Unión Soviética podría hacer una cosa así en nuestro país. Cualquiera que emplee máquinas fotocopiadoras, salvo por necesidades de servicio y por orden superior, es acusado de actividades contrarrevolucionarias.

En su país -dentro de ciertos límites, eso es verdad- se toleran las huelgas. En el nuestro, y en los sesenta años de existencia del socialismo, jamás se autorizó una sola huelga. Los que participaron en los movimientos huelguísticos de los primeros años de poder soviético fueron acribillados por ráfagas de ametralladora, pese a que sólo reclamaban mejores condiciones de trabajo (...).Si nosotros gozásemos de la libertad de que ustedes disfrutan aquí, nos quedaríamos boquiabiertos (...)”.

El Bígaro

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tampoco había inmigración, aborto, travestis o bodas de mariquitas, se exaltaba el sentimiento nacional y se castigaba con dureza a los terroristas, había casa y trabajo para todos y no había que vivir 2 vidas para poder pagarlas, los índices de delincuencia estaban por los suelos, todavía se cuidaba la pesca, el campo y ganadería, en las cárceles había muchos menos presos de los que hay hoy en día, los chiquillos podían salir solos a jugar a los parques, no se reconocía al estado genocida de Israel y los rojos no hacían más que correr.

Hombre... no es mi régimen ideal pero se vivía mucho mejor que ahora.