La crisis y la falta de medios económicos ya se están notando en nuestra entrañable institución de servicios postales, Correos.
Por lo que se puede comprobar en diversas localidades de Trasmiera y el arco sur de la Bahía, este verano las cartas ya no se reparten diariamente, dado que no se han incorporado efectivos eventuales de refuerzo que solían realizar suplencias en estas fechas. O al menos, no lo han hecho en el número suficiente. El correo se está repartiendo ahora de forma más dilatada en el tiempo, cuando antes se realizaba diariamente, pasando actualmente con una regularidad de una a dos veces por semana, según los lugares.
Es más, según se comenta, existe ya alguna oficina en cierta localidad costera de la provincia que adeuda desde hace varios meses el alquiler del local que ocupa.
Ni una mala palabra, ni una buena acción. Por más que diga el vago que actualmente habita en la Moncloa, viendo el devenir de la situación económica, da la impresión de que sus brotes verdes parecen haberse chamuscado definitivamente con los incendios del verano. Ante tal circunstancia, la receta gubernamental prescribe ineludiblemente aumentar más la dosis de propaganda, aderezada de cuando en cuando con alguna cortina de humo.
El Bígaro
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