Usted oye “Arkansas” y lo que le viene a la cabeza es una película del far west. Pero hay que saber que Arkansas fue, después de india, española y francesa, y que los casacas blancas españoles hicieron ondear en aquellas tierras la bandera con la cruz de San Andrés durante una buena porción del siglo XVIII. En aquella aventura española de Arkansas hay un nombre destacado: el capitán Baltasar de Villiers, que se instaló con su familia en lo que entonces no era más que un puesto avanzado en medio de la nada. No sólo defendió aquel puesto contra los ingleses, sino que, llegada la guerra de la independencia norteamericana, cruzó el Misisipi y tomó posesión de aquellos territorios. Brava gente.
Baltasar de Villiers, se llamaba. No, no es el vendeano de ascendencia aristocrática y líder del Movimiento Por Francia (MPF), de derecha nacional. Aunque nos es desconocido si quizá existe algún lejano vínculo de parentesco en su árbol genealógico.
Hubo una época, hace no tanto, doscientos y pico años, en que la cuenca del Misisipi estaba en manos españolas. La Paz de París de 1763 liquidó la presencia francesa en Norteamérica a favor de Inglaterra. España, como aliada de Francia, recibía de ésta Nueva Orleáns y la extensa Luisiana en compensación por la pérdida de la Florida. El Misisipi definía así el límite entre los dominios, hispanos al Oeste y británicos al Este. Acababa así una larga guerra que sirvió de marco histórico para la ambientación de la famosa novela de James F. Cooper, El último mohicano. Y así, las casacas blancas del Rey de España estaban presentes en el corazón de las grandes llanuras de lo que hoy es USA, con la Cruz de Borgoña ondeando en dispersos y remotos fuertes, en los puestos esparcidos por el territorio y a lo largo del curso del río.
El puesto de Arkansas fue el primer establecimiento europeo en el actual estado, en la desembocadura del Arkansas con el Misisipi. Uno de esos puestos distantes y apartados, cabecera de un extenso distrito poblado por tribus seminómadas, muy lejos de Nueva Orleáns y comunicado
por vía fluvial. En 1775 comienza la revolución americana. El puesto Arkansas tendría su papel en el conflicto, como punto de paso para mantener abiertas las líneas de suministro a los revolucionarios americanos.
Un tipo con iniciativa
En el verano de 1776, fallece el comandante del puesto, Orieta, y el gobernador de La Luisiana, Luis de Unzaga, designa como relevo al capitán Baltasar de Villiers. Este oficial había llegado a Luisiana en 1749 y al transferirse su administración a manos españolas pasó a prestar sus servicios a la Corona de España. Llegó con su familia al puesto Arkansas en septiembre 1776, encontrándose una pequeña y desolada comunidad hispano-francesa y una guarnición de 16 soldados pobremente equipados. Reorganizó y acometió notables trabajos de mejora en el puesto. Atendiendo a combatir el contrabando y la presencia de cazadores británicos, que por entonces dominaban la orilla oriental del Misisipi y se infiltraban en los territorios españoles, realizó varias incursiones contra los británicos con la ayuda de indios aliados.
En junio de 1779 España declaraba la guerra a Inglaterra en apoyo de Francia y los colonos americanos, ocasión propicia para resarcirse. El joven y audaz gobernador de Luisiana, Bernardo de Gálvez, desataba en la parte baja del río Misisipi el tan esperado y preparado ataque contra los dominios británicos de la margen opuesta, con el ansia de recuperar La Florida y expulsarlos de sus posiciones en el norte del golfo de México.
Cuando llegaron las noticias de la guerra al puesto de Arkansas, Gálvez ya había capturado buena parte de los puestos enemigos en el bajo Misisipi: Natchez, Manchak, Baton Rouge, y preparaba el asalto contra Mobila (Mobile) y Pensacola, capital de la Florida Occidental británica. De Villiers cruza el Misisipi con un destacamento, desembarca en la estación británica de Concordia, el 22 de Noviembre de 1780 y formalmente “toma posesión de la ribera izquierda del río Misisipi opuesta al de Arkansas, Blanco y San Francisco, hasta donde llegan los límites de la guarnición de Natchez, como dependencias y jurisdicciones de este puesto” (actual estado de Mississipi).
Sin concluir la guerra, De Villiers falleció en Nueva Orleáns el 19 de junio de 1782 sometido a una operación quirúrgica. No tuvo la oportunidad de participar en la exitosa defensa de su puesto contra el ataque de una fuerza de realistas e indios chicasas pro-británicos dirigida por James Colbert el 16 abril 1783. La única acción de la guerra de independencia americana desarrollada en el suelo de Arkansas.
Nota: Este episodio histórico sólo es un botón de la apasionante y desconocida singladura de la presencia española en el corazón de los EE.UU. Porque el origen del mítico y cinematográfico Lejano Oeste ya se escribía en español mucho antes del general Custer, el Poney Express o los Winchester.
El Bígaro
Baltasar de Villiers, se llamaba. No, no es el vendeano de ascendencia aristocrática y líder del Movimiento Por Francia (MPF), de derecha nacional. Aunque nos es desconocido si quizá existe algún lejano vínculo de parentesco en su árbol genealógico.
Hubo una época, hace no tanto, doscientos y pico años, en que la cuenca del Misisipi estaba en manos españolas. La Paz de París de 1763 liquidó la presencia francesa en Norteamérica a favor de Inglaterra. España, como aliada de Francia, recibía de ésta Nueva Orleáns y la extensa Luisiana en compensación por la pérdida de la Florida. El Misisipi definía así el límite entre los dominios, hispanos al Oeste y británicos al Este. Acababa así una larga guerra que sirvió de marco histórico para la ambientación de la famosa novela de James F. Cooper, El último mohicano. Y así, las casacas blancas del Rey de España estaban presentes en el corazón de las grandes llanuras de lo que hoy es USA, con la Cruz de Borgoña ondeando en dispersos y remotos fuertes, en los puestos esparcidos por el territorio y a lo largo del curso del río.
El puesto de Arkansas fue el primer establecimiento europeo en el actual estado, en la desembocadura del Arkansas con el Misisipi. Uno de esos puestos distantes y apartados, cabecera de un extenso distrito poblado por tribus seminómadas, muy lejos de Nueva Orleáns y comunicado
por vía fluvial. En 1775 comienza la revolución americana. El puesto Arkansas tendría su papel en el conflicto, como punto de paso para mantener abiertas las líneas de suministro a los revolucionarios americanos.
Un tipo con iniciativa
En el verano de 1776, fallece el comandante del puesto, Orieta, y el gobernador de La Luisiana, Luis de Unzaga, designa como relevo al capitán Baltasar de Villiers. Este oficial había llegado a Luisiana en 1749 y al transferirse su administración a manos españolas pasó a prestar sus servicios a la Corona de España. Llegó con su familia al puesto Arkansas en septiembre 1776, encontrándose una pequeña y desolada comunidad hispano-francesa y una guarnición de 16 soldados pobremente equipados. Reorganizó y acometió notables trabajos de mejora en el puesto. Atendiendo a combatir el contrabando y la presencia de cazadores británicos, que por entonces dominaban la orilla oriental del Misisipi y se infiltraban en los territorios españoles, realizó varias incursiones contra los británicos con la ayuda de indios aliados.
En junio de 1779 España declaraba la guerra a Inglaterra en apoyo de Francia y los colonos americanos, ocasión propicia para resarcirse. El joven y audaz gobernador de Luisiana, Bernardo de Gálvez, desataba en la parte baja del río Misisipi el tan esperado y preparado ataque contra los dominios británicos de la margen opuesta, con el ansia de recuperar La Florida y expulsarlos de sus posiciones en el norte del golfo de México.
Cuando llegaron las noticias de la guerra al puesto de Arkansas, Gálvez ya había capturado buena parte de los puestos enemigos en el bajo Misisipi: Natchez, Manchak, Baton Rouge, y preparaba el asalto contra Mobila (Mobile) y Pensacola, capital de la Florida Occidental británica. De Villiers cruza el Misisipi con un destacamento, desembarca en la estación británica de Concordia, el 22 de Noviembre de 1780 y formalmente “toma posesión de la ribera izquierda del río Misisipi opuesta al de Arkansas, Blanco y San Francisco, hasta donde llegan los límites de la guarnición de Natchez, como dependencias y jurisdicciones de este puesto” (actual estado de Mississipi).
Sin concluir la guerra, De Villiers falleció en Nueva Orleáns el 19 de junio de 1782 sometido a una operación quirúrgica. No tuvo la oportunidad de participar en la exitosa defensa de su puesto contra el ataque de una fuerza de realistas e indios chicasas pro-británicos dirigida por James Colbert el 16 abril 1783. La única acción de la guerra de independencia americana desarrollada en el suelo de Arkansas.
Nota: Este episodio histórico sólo es un botón de la apasionante y desconocida singladura de la presencia española en el corazón de los EE.UU. Porque el origen del mítico y cinematográfico Lejano Oeste ya se escribía en español mucho antes del general Custer, el Poney Express o los Winchester.
El Bígaro
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