5 de noviembre de 2008

¡Bertolt Brecht, señores, Bertolt Brecht!

"Primero se llevaron a los comunistas pero a mí no me importó, porque yo no era comunista..."

Habrá más de uno al que le resulte familiar esta cita, enunciada más o menos literalmente y siempre apenas esbozada de manera imprecisa con sus primeras palabras. La misma es en realidad el comienzo de un poema, fragmento a su vez de un sermón, atribuido erróneamente al poeta y dramaturgo alemán Bertolt Brecht (1898 - 1956). Cita que por otra parte es empleada habitualmente de forma recursiva como argumento moralista y también muy utilizada con frecuencia en la retórica de los palanganeros de la progresía.

Y puesto que ser actor o artista no es necesariamente sinónimo de ser persona cabal, razonable e inteligente, valga como ejemplo de lo anterior el caso de José Sacristán, actor nutrido y apalancado desde la cinematografía del periodo franquista, que en cierta ocasión echó mano públicamente del pasaje referido, trayéndolo a colación en un enégico discurso de reproche al público, durante los tensos momentos de interrupción motivados por un incidente suscitado en el transcurso de una velada musical solidaria, que se desarrollaba en Las Ventas, a causa de unos abucheos al caduco cantautor Raymon, y que tuvo lugar en aquellas luctuosas jornadas que España vivió durante los días del secuestro y posterior asesinato del joven concejal popular Miguel Ángel Blanco, en el verano de 1996.

Independientemente de lo divulgado de la frase en distintos ámbitos, no sólo periodísticos o de opinión , lo que por lo visto nadie se ha detenido a comprobar es quién era el dramaturgo alemán Bertolt Brecht, cuya controvertida biografía no deja sino cierta sensación de perplejidad. Y ojo, con nada menos que el Premio Stalin de la Paz en su haber, que le fue otorgado en 1955.

Su inicial posición pacifista ante los horrores de la Primera Guerra Mundial se convertiría posteriormente en una clara filiación comunista (obviamente debía ignorar el gulag ucraniano o las purgas soviéticas), obligándole en consecuencia a exiliarse en 1933 a causa del ascenso nacionalsocialista, con lo que se inició un ajetreado periplo vital que le llevaría a pasar por Dinamarca, Suecia, Finlandia, los Estados Unidos (siendo finalmente investigado por el Comité de Actividades Antiamericanas) y Suiza, recalando finalmente en Berlín Este.

Es decir, que el combativo dramaturgo aceptó de buen grado el convertirse en títere publicitario e icono propagandístico de una de las más abyectas dictaduras de la más reciente historia de Europa, la del tiránico régimen comunista de la extinta Alemania Oriental, cuyo estado cimentado en el terror, la represión y la desconfianza se denominaba con el orwelliano y sarcástico nombre de República Democrática Alemana.

Y por extensión, queda retratada así la hemiplegia moral del necio artista presuntuoso (esa terrible ingenuidad criminal), agasajado y mimado por el aparato y las jerarquías comunistas, que quedaba evidentemente de espaldas a la realidad y al sufrimiento cotidiano del pueblo sometido a tan despreciable régimen. Aunque a Brecht le queda la nimia descarga de que falleció en 1956, cinco años antes de que físicamente se materializase la abominación, no como a tantos otros de aquellos cuya obcecación no les permitía ver el muro de la vergüenza que durante décadas dividió Berlín.

Así que lo dicho. ¡Bertolt Brecht, señores, Bertolt Brecht!

El Bígaro

8 comentarios:

refractario dijo...

Buen artículo

Radix dijo...

Me recuerda a Charles Chaplin, todo el mundo le recuerda por sus críticas a Hitler en "El gran dictador", de lo que nadie se acuerda es de que era un pederasta.

Metioko dijo...

quien, ¿chaplin?¡¡¡¡
por cierto, recomendadme un buen libro

Radix dijo...

El mismo.

Ahí tienes alguna recomendación:
http://cantabriaradixhispaniae.blogspot.com/search/label/Cr%C3%ADticas%20literarias

Radix dijo...

No cabe la dirección entera, sería:

http://cantabriaradixhispaniae.blogspot.com/
search/label/Cr%C3%ADticas%20literarias

Metioko dijo...

ok muchas gracias

Anónimo dijo...

Chaplin era judio. Pederasta no lo se. No se que es peor...

Por cierto, para acortar las direcciones, usad: http://www.urlcorta.es

Anónimo dijo...

Claramente es peor ser pederasta. Ser judío en sí mismo no es nada malo, mientras que ser pederasta sí lo es.